Ya en los primeros años de la escuela, la semilla de su vocación religiosa había brotado en su corazón. Conocía varios institutos religiosos para mujeres, pero no había tomado ninguna decisión sobre su futuro. A los 22 años, después de conocer el instituto religioso que el Beato Bronislao Markiwicz, entonces salesiano, estaba creando, respondió a la llamada de Dios.
El 25 de febrero de 1894 llegó a Miejsce Piastowe, donde se presentó al futuro beato, pero estaba incomoda porque lo que veía era muy diferente de la realidad de un convento. Después de una estancia de ocho meses, pidió permiso al Padre Markiewicz para volver a visitar la casa de su padre y encontrarse en el Santuario del Monte Santa Ana.
Volvió fortalecida en su vocación y se dedicó con entusiasmo al servicio de los más necesitados. Después de 34 años de pruebas y sobre todo de una fidelidad heroica, el 21 de agosto de 1928, la Sierva de Dios, junto con el grupo de las primeras Hermanas, pudo regocijarse por la aprobación canónica de su Congregación, de la que fue inmediatamente elegida Superiora General. Murió en el olor de la santidad el 30 de diciembre de 1936 en Miejsce Piastowe.
Las Hermanas Miguelitas, como los Padres, se preocupan particularmente por la educación de los niños y jóvenes según la Espiritualidad de San Juan Bosco, del que el Beato Markiewicz fue hijo espiritual. El santo patrón de la Congregación es San Miguel Arcángel.
La espiritualidad de las Miguelitas se caracteriza por dos lemas: “Quien como Dios” (Mi-cha-el) y “Templanza y trabajo”. Es la unión de la actitud contemplativa hacia Dios y la caridad pastoral hacia los hermanos lo que hace que esta vocación sea siempre relevante.
En 2009 la Congregación de las Hermanas de San Miguel Arcángel se convirtieron en el 26º grupo de la Familia Salesiana.