No es sólo una cuestión de números: es la diversidad de maneras de acercarse al lugar sagrado, de las expresiones de fe, de las historias de vida que se presentan a los pies de María. Para aquellos que tienen el privilegio de "observar" todo el día 24 de mayo entre el templo, en los patios, en las calles y en las dependencias de Valdocco, es una experiencia única.
Una fiesta marcada por las celebraciones eucarísticas, el mayor deseo de María de ver a los creyentes reunidos en torno a la Palabra y al Pan del Hijo. Los pasajes del Evangelio que la ven activamente junto a Jesús en su ministerio, así como también a los apóstoles para vencer el miedo y manifestar la Resurrección, son lecturas que repiten la invitación a confiar a la Madre en todo momento la incertidumbre existencial y espiritual.
Es interesante el encuentro del Arzobispo de Turín con una comunidad educativa compuesta las diferentes edades y las expectativas del futuro, subrayando: "la angustia misionera por ofrecer a Cristo" que recogemos de María y que se traduce en el "coraje para atreverse" incluso en este tiempo de "crisis de esperanza".
Por la tarde, la celebración con los jóvenes, presidida por el Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime, que también coronó el encuentro de los días anteriores con representantes de toda la Familia Salesiana. Fue un encuentro en la "casa de don Bosco" que se construye “para la santidad, para la devoción, para la misión". Fortalecerse en el carisma para realizar un gran proyecto de acogida "sin fronteras".
La procesión de la tarde fue cancelada por el mal tiempo: Pero se realizado el rezo solemne del rosario con la basílica abarrotada y miles de personas repartidas en la plaza y en los patios, afortunadamente no bañadas por la lluvia.
Entre ellos había muchos misioneros que vinieron -algunos por primera vez a la fiesta de María Auxiliadora para compartir su experiencia de servicio.
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