La violencia, la inseguridad, la pobreza y la reunificación familiar son los principales impulsores de la migración.
Según el Portal de Datos Mundiales sobre la Migración y las cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el 2020 el flujo de migrantes internacionales fue superior a los 280 millones de personas (el 3.6% de la población mundial). Dentro del continente Americano se estiman 73,5 millones de migrantes, a los que se suman 47,2 millones de desplazamientos a nivel nacional.
Además -del total de la población migrante a nivel mundial- el 14.6% son niños y niñas y el 11,3% son jóvenes. Solo en febrero de 2021, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos transfirió más de 7.000 niñas y niños migrantes al Departamento de Salud.
Más allá de las cifras, quienes migran viven verdaderas “odiseas” durante su traslado y se enfrentan a más dificultades una vez que llegan a los países de destino. Estas necesidades son diversas y entre ellas están el desempleo, el difícil acceso a la salud pública, a la educación, a una alimentación básica o a internet. La mayor parte de esta población vive del comercio informal o de la mendicidad, además de estar expuestos a malos tratos, a la trata de personas y a la explotación, especialmente si viajan solos y por vías de migración irregular.
Los salesianos y la migración
Frente a esta realidad, la Red América Social Salesiana (RASS) ha dado una respuesta con programas para la atención de niñas, niños, adolescente, jóvenes y familias migrantes, atendiendo diariamente a unas 3.300 personas migrantes.
La RASS ofrece obras y servicios sociales para la niñez, adolescencia y juventud en riesgo de exclusión social, en América presente en 18 inspectorías y 22 países de la región, con sede operativa en Quito, Ecuador.
Resaltamos una parte de la atención que se brinda en estas Inspectorías:
México – Guadalajara: se atienden entre 800 y 1000 personas al día con alimentación, salud, refugio y asistencia legal.
Centroamérica: se brinda alimentación, acogida y asesoramiento legal a 1.500 personas diariamente, además de trabajar con 40 refugiados a cargo.
Perú: se cuenta con una casa de acogida y programas de capacitación para 60 jóvenes venezolanos.
Ecuador: durante la pandemia se abrieron comedores que atienden diariamente a 80 familias venezolanas en situación de calle.
Colombia – Bogotá: se cuenta con programas de atención integral a más de 700 miembros de familias migrantes.
Estados Unidos Oeste: el programa (donde más del 60% de los 2000 jóvenes que participan al año son migrantes) se enfoca en actividades de apoyo escolar y buen uso del tiempo libre.
Chile: se trabaja para restablecer los derechos vulnerados de 30 familias migrantes, especialmente mujeres con hijos e hijas a su cargo.
“Hacia un nosotros cada vez más grande”
Este año, el tema que el Papa Francisco propone para la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado: “Hacia un nosotros cada vez más grande”, llama a trabajar en defensa de los derechos de quienes migran. “A cada ser humano que se ve obligado a dejar su patria en busca de un futuro mejor, el Señor lo confía al amor maternal de la Iglesia”. El trabajo pastoral que la RASS tiene que hacer, como red de obras salesianas, y que conjuga las acciones de un trabajo en conjunto con gobiernos, instituciones internacionales y ONGD’s, se resume en 4 verbos clave: acoger, proteger, promover e integrar.
Debemos responsabilizarnos e involucrarnos con la situación actual de las personas migrantes y refugiadas, recordando que la movilidad humana es un derecho, y que como Iglesia tenemos que responder ante este drama y realidad mundial.
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