por Cristina Uguccioni
“El proyecto comenzó el otoño de 2015. En junio de ese año, el Papa Francisco visitó Turín y habló sobre la vocación a la praxis de los hijos e hijas de Don Bosco. También expresó su preocupación por el destino de miles de jóvenes que intentan llegar a Europa arriesgando sus vidas. Nos sentimos desafiados y comprendemos que tenemos que actuar para ofrecer a las jóvenes generaciones africanas una alternativa a la emigración”.
El proyecto, que dura cinco años e involucra a la ONG salesiana “VIS”, se encuentra activo en 14 obras de seis países (Etiopía, Ghana, Senegal, Malí, Nigeria, Liberia) e incluye tres fases. La primera fase, esencialmente finalizada, es la informativa: miles de jóvenes y padres han sido sensibilizados sobre los numerosos riesgos de viajar a Europa y las inmensas dificultades que se encuentran cuando llegan a su destino.
“A pesar de la información abundante en los medios presentes en África, las personas a menudo ignoran los peligros de estos viajes – explica el Sr. Pettenon - Los muchachos que llegan a Europa no hablan de la experiencia vivida por vergüenza. Les referimos a los padres de familia el trabajo de ciertas agencias sin escrúpulos y sus estafas de propuestas y es cuando descubren la verdad y recién comienzan a disuadir a sus hijos de irse y de viajar a otros países”.
La segunda fase del proyecto está actualmente en curso y es la fase de capacitación. En esta fase se le ofrece la oferta de cursos profesionales de corta duración (de uno a nueve meses) en las disciplinas más solicitadas en el área: agricultura, ganadería, hidráulica, mecánica, adaptación, tecnología de la información. “Se realiza estos talleres con profesores y educadores. En los cursos participan aproximadamente mil jóvenes y estimamos que pueden involucrarse a un total de 18 mil jóvenes y madres”, continúa el salesiano.
Una vez que finaliza la formación, y esta es la tercera fase del proyecto; los jóvenes y las mujeres pueden contactar a los bancos locales para obtener los fondos necesarios para adquirir las herramientas necesarias para iniciar una pequeña empresa.
“Hasta hoy, gracias a la generosidad de nuestros benefactores, muchos jóvenes y mujeres han comenzado pequeñas actividades. Se constata la presencia de jóvenes que se dedican a la recolección y al comercio de “tunas” (higos de india”, otros han construido invernaderos para hortalizas. Se ve a las madres que cocinan dulces para luego vender en los mercados, y algunos son plomeros y electricistas en las grandes ciudades...