“Después de pensar un largo tiempo, nos decidimos a realizar la experiencia del voluntariado de verano en otra comunidad, siendo así los primeros animadores de nuestra obra en hacerlo. Siempre fuimos los que recibíamos a los demás en nuestra casa, pero esta vez nos tocaba ser recibidos en otra; en un lugar del que no conocíamos nada. Íbamos sin ninguna expectativa, pero con el corazón preparado para todo lo que se venía”.
En Río Tercero, los voluntarios han sentido el espíritu salesiano. “Ha sido el primer patio, que a su vez por primera vez abría sus puertas a voluntarios de otras provincias donde desde el primer día los hicieron sentir como en casa”.
Junto a Agustín y a Guadalupe también había otros 6 voluntarios. La propuesta se basaba en vivir diferentes momentos durante el día. Los lunes, miércoles y viernes por la mañana, realizaban misión en la zona de Magnasco, donde se compartía con los niños y niñas del barrio y sus familias. La plaza se llenaba de malabaristas y artistas pequeños. Los martes y jueves por la mañana se tenía formación con los voluntarios con la posibilidad de conocerse y encontrarse con Dios. Y por la noche, estaban los llamados NEA (Noche en actividad), momentos donde se podía compartir juegos, deportes y mates, siempre acompañados de buena música.
El lema del año fue: “La santidad es caminar juntos”, basado en el aguinaldo 2019. Durante esta experiencia “encontramos en ese hermoso patio muchos animadores – comentan – Sobre todo, grandes personas, con grandes corazones que dan todo de sí mismos para los chicos que lo necesitan. Pasamos días increíbles donde Dios se hizo presente en cada momento, tanto fue lo vivido que no nos queríamos ir”.
“Nuestro consejo para todos aquellos animadores que sientan el deseo de realizar un voluntariado, es que se animen a salir al encuentro con Dios, a afrontar otras realidades, a salir de tu zona de confort, siguiendo y viviendo siempre el carisma salesiano”, acotan.