La noticia se publicó en la red y se fue propagando en los medios durante el fin de semana; desgraciadamente así procedieron, no acudieron a las fuentes oficiales y en pocas horas el rumor se propago por los 5 continentes. Fue replicado en Facebook, Twitter e incluso se sumaron algunos canales de televisión que anunciaron oficialmente la muerte del sacerdote en manos de terroristas.
Pareciera que para los comunicadores al poner de relieve la espectacularidad de una situación, en este caso “un sacerdote asesinado un viernes santo como Cristo”, resultaría más interesante que llegar a la verdad del asunto. La consecuencia de este tipo de informaciones es su transformación en una bomba de tiempo que primero causa confusión en las redes sociales y después un miedo insospechado en las personas, sobre todo porque se considera que el mensaje es recibido a través de personas cercanas y dignas de confianza.
En la dinámica de las redes sociales cada uno de nosotros es un protagonista de la difusión de la información; de cada uno de nosotros depende el curso que siga una noticia; a veces es suficiente un “me gusta” para que la mayor parte de nuestros amigos reciban inmediatamente una notificación que a nosotros nos ha parecido relevante una información. Por ello, es recomendable tomar algunas precauciones antes de dar crédito a todo lo que llega a nuestra página; pero sobre todo, antes de compartir una información con nuestros “amigos” en la red. Los expertos de comunicación, aconsejan corroborar la veracidad de la información y verificar con la fuente de donde parte, especialmente cuando de dicha noticia depende la dignidad y mucho más la vida de una persona; en caso de duda abstengamos de replicarla.
Al replicar en nuestra página una determinada noticia, seamos conscientes de las consecuencias que tiene ante nuestro grupo de “amigos de las redes” la posición que tomemos al respecto, considerándonos personas de fe nos obliga a no seguir la lógica de la confusión, de la desesperación y menos a sembrar el miedo en las personas; como productores y multiplicadores de información, nuestro propósito debe seguir la lógica del respeto y de la verdad. Como dice el Santo Padre: “Para que haya paz en una comunidad en una familia en un país y en el mundo, tenemos que empezar a estar con el Señor. Porque donde está el Señor… hay hermandad. Pidamos esto al Señor: nunca asesinar al prójimo con nuestra lengua”.
