En los sueños de Don Bosco está la Turín del siglo XIX, una ciudad con una población aún inferior a cien mil habitantes, pero rica en fermentos industriales y políticos; está la Iglesia con los acontecimientos de un Papado exaltado y perseguido; está la escenografía de un paisaje urbano aún mezclado con lo rural y campesino. Están los jóvenes finalmente como protagonistas a pesar de una sociedad que durante mucho tiempo los había ignorado. Y luego está el encuentro con el Señor Jesús, la gran Madre y Guía Auxiliadora, la práctica de los sacramentos como las grandes procesiones; las luchas con el diablo y sus artimañas para vencerlo. Está el desarrollo de su obra, de la cual Don Bosco se alegraba porque estaba al servicio de esos jóvenes que él quería a todos en el Paraíso y también felices en la tierra. Hay sueños abiertamente clarividentes, osaría decir al nivel de los sueños bíblicos tan impregnados de presencia sobrenatural.
Don Bosco vivió el desarrollo de su obra y vivió, sufriendo, también, sus limitaciones y defectos. El Papa Montini, San Pablo VI, quien conoció bien a los salesianos tanto por haber promovido obras como por haber sido amigo de grandes religiosos salesianos, solía decir que el desarrollo de los salesianos en el mundo le recordaba la parábola del sembrador evangélico, así como consideró a Don Bosco entre los grandes santos Fundadores de la historia de la Iglesia de todos los tiempos. De hecho, aún hoy sucede que alguien llama a la puerta de una escuela salesiana y pide hablar con Don Bosco pensándolo vivo.
Diseminados en más de ciento treinta países con actividades muy variadas dirigidas a la educación juvenil, los Salesianos representan, según datos de la UNESCO, la asociación privada más grande del mundo que opera en este sector. Y ciertamente, si se miran los números, es así: ¿más de catorce mil religiosos y treinta y dos grupos adheridos a la Familia Salesiana compuestos por igual número de grupos de Religiosas, Religiosos, Laicas y Laicos consagrados y no consagrados no son la realización de los sueños de Don Bosco?
Indudablemente, también hay dificultades, especialmente vocacionales en el viejo continente europeo, y esto pesa en un momento en que el 48% de los salesianos aún están en formación. Por eso, es necesario volver a Don Bosco soñador, a la esencialidad de su ascética hecha de trabajo, oración, cumplimiento de sus deberes, con una relación basada en la razón, la religión y el amor.
El sueño de los nueve años al cual el X sucesor de Don Bosco, el Rector Mayor, Cardenal Ángel Fernández Artime, ha querido dedicar el Aguinaldo 2024 significa precisamente esto. "Don Bosco - escribió el Cardenal a la Familia Salesiana - nos ha mostrado a lo largo de su vida que solo las relaciones auténticas transforman y salvan. El Papa Francisco nos dice lo mismo: 'Por tanto, no basta con tener estructuras si en ellas no se desarrollan relaciones auténticas; es la calidad de esas relaciones, de hecho, lo que evangeliza'".
"Por eso - continúa el Rector Mayor - expreso el deseo de que cada casa de nuestra Familia Salesiana en el mundo sea o se convierta en un espacio verdaderamente educativo, un espacio de relaciones respetuosas, un espacio que ayude a crecer de manera saludable. En esto podemos y debemos marcar la diferencia, porque las relaciones auténticas están en el origen de nuestro carisma, en el origen del encuentro con Bartolomé Garelli, en el origen de la misma vocación de Don Bosco".
Padre Giuseppe Costa,
Co-portavoz de la Congregación Salesiana
Fuente: Avvenire