Después de los encuentros con el cardenal Giorgio Marengo, Prefecto apostólico de Ulan Bator, Mongolia, sobre "El viaje profético del Papa a Mongolia", el pasado 25 de septiembre; y con Sergio Durando, Responsable de la Pastoral de Migrantes de la diócesis, sobre el tema "Migrantes, ¿qué debemos hacer?", en la noche del 6 de noviembre; el primer lunes de diciembre fue el turno del Rector Mayor para entablar un diálogo activo y fructífero con la Iglesia y la ciudad de Turín, abordando en este caso, como ya se mencionó, el tema de la educación.
El Rector Mayor habló frente a un público numeroso de personas interesadas: un buen grupo de salesianos, una docena de sacerdotes del clero diocesano de Turín, acompañados por el Obispo auxiliar de Turín, Mons. Alessandro Giraudo, y por el Rector de la Basílica, Mons. Giacomo Maria Martinacci; y sobre todo muchos laicos comprometidos con los jóvenes en el servicio educativo.
El punto de partida para la noche fueron algunas situaciones educativas delicadas que el Rector Mayor ilustró haciendo referencia a la realidad juvenil italiana. El Cardenal enumeró estadísticas e informes oficiales que mostraron una innegable emergencia educativa, que va desde el uso no supervisado de herramientas digitales por parte de los menores desde una edad temprana, hasta la constatación de la incapacidad de la escuela y del sistema educativo en general para cumplir su papel de "ascensor social".
Partiendo precisamente de estos desafíos y problemáticas, el X Sucesor de Don Bosco señaló seis líneas de trabajo para el futuro, elaboradas en diálogo con el Padre Michal Vojtáš, Vicerrector de la Universidad Pontificia Salesiana (UPS), que abordan los principales desafíos educativos actuales:
1. La educación de los jóvenes en la relación entre lo digital y lo real.
2. El compromiso de cerrar la brecha generacional entre jóvenes y adultos.
3. El pensamiento crítico y la capacidad de formular pensamientos de manera autónoma, recurriendo a un uso razonado y personal de la palabra.
4. La educación afectiva y sexual, frente a la liquidez de roles y modelos.
5. La soledad que caracteriza a muchos jóvenes, criados en familias numéricamente reducidas y a veces con solo una o ninguna figura adulta de referencia.
6. Dado este conjunto de desafíos, la formación de los educadores se vuelve fundamental.
Sin embargo, este momento formativo fue solo el prólogo de la fase posterior y central de la noche, que se desarrolló íntegramente en forma de un diálogo franco y abierto entre la numerosa asamblea que llenaba la Basílica de la Consolata y el ilustre invitado.
Así, durante aproximadamente una hora y cuarto, el Cardenal Fernández Artime respondió con sinceridad y franqueza a una docena de preguntas relacionadas con las peculiaridades de la educación actual, ofreciendo respuestas fruto de su experiencia personal salesiana, de su visión global madurada a lo largo de los casi diez años como Rector Mayor, así como del siempre valioso bagaje de sabiduría educativa contenido en el Sistema Preventivo de Don Bosco.
En definitiva, en palabras del propio Rector Mayor, fue realmente un momento fructífero y productivo de encuentro entre personas interesadas en actuar en beneficio de los jóvenes a través del servicio educativo.