La jornada del 24 de mayo transcurrió en un ambiente de evidente ebullición: grupos de peregrinos, religiosos, devotos de todas las nacionalidades, edades, colores de piel... abarrotaron la Basílica de María Auxiliadora, así como los distintos patios y estancias de Valdocco, para participar en las numerosas celebraciones y actividades programadas.
Las celebraciones más esperadas tuvieron lugar por la tarde y por la noche.
El Rector Mayor, Padre Ángel Fernández Artime, presidió la solemne concelebración eucarística a las 18:30 (UTC+2) "en la casa que la misma Virgen construyó", como dijo en la homilía de apertura, citando a Don Bosco.
Ante una asamblea representativa de todos los matices geográficos y religiosos de la gran Familia Salesiana, y numerosos jóvenes, el Rector Mayor recorrió los orígenes históricos de la advocación de María Auxiliadora y, a continuación, centró su reflexión en lo que María Auxiliadora significó para Don Bosco.
Recordó las palabras de Don Bosco: "La Virgen quiere que la honremos con el título de María Auxiliadora", dirigidas, en 1862, al primer grupo de salesianos que apenas tres años antes habían iniciado la Congregación; y destacó la infinita confianza en la intercesión de María Auxiliadora que tenía el Santo de la Juventud cuando apenas un año después iniciaba las obras de la iglesia dedicada a Ella, mientras ya tenía enormes dificultades para alimentar a los 536 muchachos que asistían al primer Oratorio.
"Esta es la impresionante y hermosa realidad cuando Dios está detrás del corazón de un hombre y cuando la Virgen sigue inspirándole", comentó el Rector Mayor. De hecho, "en María Auxiliadora Don Bosco pudo reconocer a la dama que vio en su sueño de los nueve años, y Ella será siempre su inspiración y maestra", añadió.
El Padre Á.F. Artime destacó, también, cómo la devoción de Don Bosco a María Auxiliadora se entrelazaban también con su deseo de que cada joven del oratorio -muchos de los cuales eran huérfanos o habían crecido en condiciones difíciles- pudiera experimentar el abrazo y el calor de una madre. Por esta razón, actualizó la confianza de Don Bosco a los tiempos y a las personas que hoy comparten la misión de Don Bosco, afirmando: "María Auxiliadora es la madre para cada uno de vosotros".
Para concluir, exhortó a todos a "abrir el corazón" para percibir en profundidad el acompañamiento materno de María Auxiliadora en los desafíos de la vida cotidiana, y a tener el celo de Don Bosco para testimoniar su amor al mundo.
Al final de la Misa, a pesar de la lluvia, una multitud de fieles participó en una procesión para acompañar a la estatua de Nuestra Señora -debidamente protegida del agua- por las calles de la ciudad. Desfilaban con Ella, las innumerables pancartas y estandartes de grupos estudiantiles, movimientos y asociaciones juveniles, centros de exalumnos... deseosos de mostrar su presencia.
Acompañada por el rezo del Rosario y los cantos del coro, la procesión regresó después al atrio de la basílica, donde el Arzobispo de Turín, Monseñor Roberto Repole, cerró la jornada con un breve, pero significativo mensaje a los ciudadanos: 'Es muy hermosa esta fiesta de María Auxiliadora, que a través de Don Bosco y de la Familia Salesiana se ha convertido en la patrona de esta ciudad: porque dice algo de lo que somos: no mujeres y hombres que se hacen a sí mismos, sino personas que necesitan cuidados, siempre, en cualquier momento... Sería bonito volver esta tarde a nuestras casas y ver más, de una manera más intensa, auténtica, verdadera y profunda, la necesidad de cuidar a los que tenemos cerca'.