Por eso, la escuela salesiana ofrece a los jóvenes una educación integral centrada sobre todo en tres aspectos: en primer lugar la educación de la conciencia, luego de los afectos y finalmente la dimensión social, necesaria para el desarrollo armonioso del niño. La educación, el amor y la fe se encuentran, por lo tanto, entre los valores que sustentan la escuela.
Toda gran obra comienza con pequeños pasos: de hecho, la primera clase de Don Bosco cuenta con 12 niños que llenos de emoción y alegría, vestidos con el primer uniforme escolar, entraron junto a sus padres en la clase preparatoria para iniciar su camino educativo según el corazón de Don Bosco.
Fue una celebración vivida en un ambiente familiar, donde se compartió el sueño del santo protector de los jóvenes, es decir, educar el alma de los niños.
El director de la Fundación, padre Iosif Ilieș, haciendo un paralelo entre el sueño de los nueve años y la obra de Bacău, se refirió a la imagen de la montaña: la clase preparatoria está a sus pies, mientras que la cumbre hacia la que tienden es el octavo curso, con el que se completa todo el ciclo escolar. Para llegar a la cima se necesita el apoyo de las oraciones de todos. Además, la directora de la escuela, la profesora Danisia Dumea destacó la importancia de la comunicación y de la participación conjunta de todos los actores responsables de la educación de los niños en un país, a saber: la escuela, la familia, la iglesia y la sociedad.
En la apertura también estuvieron presentes Mons. Petru Sescu, obispo auxiliar de la diócesis de Iași, y el párroco, padre Eduard-Mihai Coşa. El Obispo ofreció un pensamiento alentador, recordando su vínculo profundo con San Juan Bosco, su ejemplo sacerdotal.
Luego del primer timbre, los pequeños estudiantes ingresaron a sus clases, decoradas a su gusto, donde realizaron diversas actividades didácticas junto a su docente, la profesora Daniela Fodor.