“Las razones de las continuas batallas en Burundi son complejas y requieren un enfoque multidimensional para enfrentarlas - explica el padre Gus Baek, Responsable de “Salesian Missions”, la Procura Misionera Salesiana de New Rochelle, en Estados Unidos -. Entre los varios programas que se realizan en Burundi, los salesianos se dedican a aliviar la carga de la pobreza a través de la educación, equipando a los jóvenes con las habilidades necesarias para cambiar sus vidas, sus comunidades y su propio país”.
Uno de los elementos que complica la situación de Burundi es precisamente la desnutrición, problema que los Hijos de Don Bosco quieren contrarrestar a través de los programas de alimentación escolar. Por ejemplo, gracias a una colaboración entre “Salesian Missions” y la ONG “Rise Against Hunger”, más de 1200 estudiantes que asisten al instituto "Lycée Don Bosco" en Bujumbura ahora reciben cada día de la semana una comida bien balanceada desde el punto de vista nutricional. Baste pensar que durante el segundo trimestre de 2020, el personal de la escuela cocinó y sirvió 396.990 comidas a niños necesitados y que como Placide quedan extremadamente agradecidos.
Según los administradores de la escuela, el apoyo alimentario está teniendo un impacto inmediato y directo no solo en la salud, sino también en el rendimiento de los estudiantes.
Placide, por ejemplo, era un niño de voluntad fuerte y motivado para aprender incluso antes de que comenzara este programa; pero es difícil mantener la concentración durante mucho tiempo, al estar casi siempre con el estómago vacío y sin energía. Al final, a menudo se quedaba dormido en clase y no lograba seguir las lecciones incluso cuando estaba despierto... No hablemos de participar en deportes después de la escuela, que también le encantaban. Ahora, en cambio con las comidas diarias que recibe, es activo, enérgico y capaz de concentrarse mejor en sus estudios, particularmente en las materias que prefiere, Ciencias de la Tierra y Bioquímica.
Corneille Mbaga, Decana del “Lycée Don Bosco”, constata el buen funcionamiento de las comidas que la Fiscalía de New Rochelle proporciona a los estudiantes. “Los estudiantes están felices, trabajan mejor, siguen sonriendo, juegan bien y van a la escuela regularmente”, dice.
Para Placide, sus compañeros de escuela y miles de otros niños y niñas hambrientos en todo el mundo, una simple comida nutricionalmente equilibrada al día, es posible gracias a las organizaciones humanitarias que donan los alimentos a los salesianos, que los preparan y distribuyen, y a tantos benefactores que ayudar a pagar los costos del transporte. Todo esto se convierte en una mecha que enciende un futuro luminoso delante de ellos.
“Nuestra misión, entre otras cosas, proporciona comidas nutritivas a estudiantes pobres para ayudar a impulsar su educación. Y para ti, ¿cuál es tu misión?” concluye el padre Baek.