¿Cuál es su trayectoria vocacional como Salesiana Cooperadora?
Soy Salesiana Cooperadora desde el 6 de mayo de 2000. Desde muy joven me fascinó la alegría que brillaba en los rostros de los jóvenes del coro parroquial: ¡era la sonrisa de Don Bosco! Así me conquistó Don Bosco, con alegría. Luego entré en el coro parroquial, donde conocí a Tito, mi esposo. Percibí inmensamente la importancia de mi vocación en 2010, cuando a mí, a mi esposo ya otros Salesianos Cooperadores se nos pidió que dirigiéramos el Oratorio. Renuevo mi "sí" a Don Bosco todos los días, habiendo desempeñado numerosos roles dentro de la Asociación, hasta que me nombraron Administradora Mundial en 2016.
¿Qué la hace feliz como Salesiana Cooperadora?
Estoy inmensamente agradecido a Dios por haberme concedido la gracia de conocer a Don Bosco y poder seguirlo como Salesiana Cooperadora; Estoy feliz con el don de esta vocación porque me permite dar testimonio de Cristo al estilo salesiano. Me da la oportunidad de mirar al mundo con la mirada de Don Bosco, de penetrar en las entrañas de la humanidad para infundir optimismo donde hay tinieblas y acercarme a los jóvenes.
¿Qué alegría da ser un Administrador Mundial?
Es una experiencia única. En el momento de la elección, que tuvo lugar en febrero de 2016, el sentido de la responsabilidad me paralizaba, el miedo a equivocarme iba ganando terreno, entonces intervino Don Bosco, que me habla a través de las personas que coloca a mi lado, haciéndome encontrar por casualidad esta frase en un perfil de Facebook: "Dios no elige a los más capaces, pero hace capaces a los que elige". Mi mente y mi corazón se abrieron. Si bien el miedo no se fue, me di cuenta de que mi misión era servir a la Asociación donando mi experiencia profesional como economista y diseñadora en el tercer sector.
También está involucrada en la “Economía de Francesco”. ¿Qué sueños tienes al respecto?
Mi servicio a la Asociación consiste sobre todo en sensibilizar a todos los Salesianos Cooperadores para que entiendan diversamente la economía. La economía de la que nos ocupamos no es nuestro objetivo, sino nuestra herramienta; nuestro objetivo es la ayuda mutua, como respuesta a necesidades concretas. De ello se deduce que colocamos la palabra "solidaridad" junto a la palabra "economía". Mi sueño es que este enfoque sea claro para todos los Salesianos Cooperadores de hoy y de mañana.